Ayer fue el fin del mundo. Y sólo yo sobreviví.
¿Cómo velo a mis muertos estando tan lejos? Descubrí que no me sé ningún rito para enterrarlos o pensarlos para llevarlos al paraíso. Me di cuenta que no los conocía del todo. Que sólo sabía de ellos la función que me toca saber, la que desempeñaban para mi.
Ayer fue el fin del mundo y me siento con ganas de escribir. Sin historia ¿qué queda de la humanidad? ¿A quién le dejaré el legado de la nada?
Tenía muchos libros, frases, ideas, poesía, amor, padres, carrera, amigos... todo lo que una persona pueda soñar, casa, auto, un perro. Y ayer todo desapareció. Solo lo que traigo puesto quedó, mi historia mi pasado, la impresión del mundo, mi mapa mental, las huellas, mis zapatos y el agujero enorme que tiene la sensación, la percepción, mi corazón.
¿Qué pasa cuando ya no hay de dónde aferrarte, de qué comer, cuando ya no sabes como actuar? ¿De qué sirve verse bien cuando no hay nadie más? ¿Para que seguir reproduciendo la religión, la cultura, el dogma social, la vida?
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